Soy la bestia-sombra. Soy un puente de Texas a la ciudad de México, mi cuerpo está estirado, oprimido, lastimado; permanente en transición. Duele a veces pero no siempre. Es más como un peso en mis huesos, mi piel jalado en dos direcciones, mis órganos contorsionados, mis manos alcanzando; los pies enraizados. 
Gloria Anzaldúa dice que la nueva mestiza tiene tensión en su cuerpo y en su ser: esto es una clave para la liberación y la nueva conciencia.
Mi bestia-sombra tiene miedo al rechazo. Quiere asimilar, siente la presión por someterse a las normas para no ser segregada. Quiere controlar. Controlar mi conocimiento, mi género, mi sexualidad, mi cuerpo. Es la voz del colonizador que me dice que no soy humana. Me dice lo que debo de sentir y percibir como valeroso. Mi cuerpo es un espacio político. Desobedezco para alcanzar la liberación. 
Es necesario liberar mi cuerpo de esta tensión para tener una nueva posibilidad de estar y ser en este mundo. Lo bueno es que, la desobediencia, nace en nuestros cuerpos.

Pigmentos + goma arábiga + óleos
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